Los estudiantes de la Sierra-Amazonía regresan a clases este 1 de septiembre de 2025. Los padres suelen enfocarse en comprar útiles escolares, organizar mochilas y planificar horarios; pero los chequeos médicos son igual de necesarios.
A medida que las vacaciones llegan a su fin y las familias se preparan para el regreso a clases, es común enfocarse en comprar útiles escolares, organizar mochilas y planificar horarios. Pero una de las mejores formas de preparar a tu hijo para un año exitoso es asegurarte que esté sano, fuerte y listo para aprender.
La doctora, Mayra Johana Fonseca Robayo, médica especialista en Pediatría señala que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que antes de cada regreso a clases los estudiantes deben cumplir con chequeos médicos. “No solo a nivel físico, sino también mental. Si notamos ansiedad u otras conductas también es necesario llevarlos al psicólogo”, agrega la médico tratante en el área de Consulta Externa Pediátrica del Hospital de los Valles y en el servicio de Urgencias Pediátricas del Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín.
Chequeos médicos evitan problemas de aprendizaje
La experiencia médica y los datos de organismos internacionales respaldan la necesidad de este tipo de controles. Según la OMS, 1 de cada 4 niños en edad escolar presenta problemas visuales no detectados, los cuales pueden afectar directamente su rendimiento, concentración y autoestima. Por otro lado, las afecciones auditivas no diagnosticadas reducen la comprensión y la participación en clase, mientras que las enfermedades respiratorias continúan siendo una de las principales causas de ausentismo escolar en América Latina.
Fonseca dice que las afectaciones respiratorias son una de las principales causas del ausentismo escolar, por lo que recomienda a los padres revisar el esquema de vacunas de sus hijos y, de ser necesario, colocar los refuerzos y completar el esquema; para así evitar brotes.
Sobre las afectaciones visuales y auditivas, la pediatra recomienda que los padres limiten el tiempo que sus hijos pasan frente a pantallas o con audífonos; aunque las causas del deterioro de la visa o el oído puede tener múltiples causas, que debe definir un especialista.
Para esto, la especialista recomienda:
- Revisión visual y auditiva: clave para detectar deficiencias que interfieran con el aprendizaje y la socialización.
- Evaluación pediátrica completa: seguimiento del crecimiento, peso, talla, desarrollo psicomotor y general del niño o adolescente.
- Certificado médico escolar: documento indispensable para la matrícula y participación en actividades extracurriculares.
En muchas ocasiones, los problemas que afectan el desempeño escolar no se originan en el aula, sino en factores de salud que permanecen ocultos. Una miopía no diagnosticada, una pérdida auditiva parcial o una afección respiratoria recurrente pueden generar desmotivación, bajo rendimiento y aislamiento social.
Salud individual y colectiva, en las aulas
La prevención temprana de enfermedades como la gripe, alergias respiratorias y trastornos gastrointestinales no solo protege al niño, sino también al entorno escolar, reduciendo contagios y ausencias.
¿Qué hacer antes del regreso a clases?
1. Agenda un chequeo médico
Una cita médica antes del regreso a clases es ideal para revisar que tu hijo esté creciendo y desarrollándose correctamente. En esta cita, el médico puede revisar:
- Peso y estatura.
- Presión arterial y ritmo cardíaco.
- Columna y postura.
- Visión y audición.
- Pulmones y respiración.
- Condiciones médicas existentes.
Si tu hijo va a practicar deportes, pregunta si también necesita un examen físico deportivo. Muchas escuelas lo exigen antes de participar en equipos o actividades físicas.
Consejo: Agenda la cita unas semanas antes del inicio de clases para tener tiempo de hacer controles médicos adicionales si son necesarios.
2. Vacunas al día = mayor protección
Las vacunas protegen a tu hijo de enfermedades graves como sarampión, paperas, tétano y tosferina. Además, muchas escuelas exigen que los niños tengan sus vacunas al día para poder asistir.
3. No olvides la salud dental
Una sonrisa saludable es más importante de lo que crees. El dolor de muelas o las caries pueden afectar el sueño, la alimentación y la concentración en clase.
Antes de que empiece el ciclo escolar, agenda una visita al dentista para:
- Limpiar los dientes y eliminar placa.
- Revisar si hay caries o infecciones.
- Aplicar selladores o flúor si es necesario.
Prevenir problemas a tiempo evita faltas escolares y mejora la salud general de tu hijo.
4. Revisa la visión y audición
Los niños no siempre dicen cuando tienen problemas para ver o escuchar, pero estos problemas afectan directamente su aprendizaje en el aula.
Atento a estas señales:
- Entrecierra los ojos al leer o mirar pantallas.
- Se sienta muy cerca del televisor.
- Se queja de dolores de cabeza.
- No responde cuando lo llaman o no sigue instrucciones.
Si notas alguno de estos síntomas, pide al médico una evaluación de la vista y audición. Detectar problemas a tiempo mejora la experiencia escolar.
5. Apoya su salud emocional
El regreso a clases puede generar muchas emociones: emoción, nervios o incluso miedo. Algunos niños se adaptan fácilmente, pero otros necesitan apoyo adicional.
Cómo puedes ayudar:
- Habla abiertamente sobre cómo se siente.
- Pregunta qué le emociona o le preocupa.
- Lean juntos libros sobre el regreso a clases o cómo hacer amigos.
- Recuérdale que es normal sentir un poco de nervios.
Si notas cambios como dificultad para dormir, dolores de estómago, cambios de humor o aislamiento, consulta con el pediatra o un profesional en salud mental. Una mente tranquila y segura favorece el aprendizaje.
6. Establece buenos hábitos de sueño y alimentación
Dormir bien es clave para que los niños estén atentos, de buen humor y listos para aprender. Además, el descanso ayuda a fortalecer su sistema inmune.
Horas de sueño recomendadas por edad:
- De 6 a 12 años: 9 a 12 horas por noche.
- De 13 a 18 años: 8 a 10 horas por noche.
Comienza a ajustar los horarios de sueño dos semanas antes del inicio de clases. Ayuda a tu hijo a dormirse y despertarse un poco más temprano cada día.
Acompaña el descanso con comidas nutritivas. Una buena alimentación les da energía y concentración. Incluye:
- Frutas y verduras.
- Granos enteros.
- Proteínas magras (pollo, huevos, frijoles).
- Agua en lugar de bebidas azucaradas.
Evita los alimentos muy procesados o con alto contenido de azúcar, especialmente en el desayuno.
7. Refuerza la higiene diaria
En la escuela, los niños están en contacto permanente con otros, lo que facilita la propagación de gérmenes. Enséñales hábitos que los mantendrán sanos:
- Lavarse las manos antes de comer, después de ir al baño y al estornudar o toser.
- Cubrirse la boca con el codo o un pañuelo al toser.
- Evitar tocarse la cara, especialmente ojos y boca.
- Usar gel antibacterial cuando no haya agua y jabón.
Consejo: Coloca un pequeño frasco de gel antibacterial en su mochila.
8. Informa al colegio sobre condiciones médicas
Si tu hijo tiene alergias, asma, diabetes u otra condición, es muy importante que el colegio esté informado.
Recuerda:
- Actualizar los contactos de emergencia.
- Compartir una lista de medicamentos que toma.
- Llenar los formularios necesarios si necesita medicación en la escuela.
- Hablar con la enfermera o maestra sobre cómo actuar ante una emergencia.
9. Fomenta la actividad física
El ejercicio no solo es bueno para el cuerpo, también ayuda al cerebro. Moverse reduce el estrés, mejora la concentración y favorece el descanso.
Opciones para mantener activo a tu hijo:
- Caminar o ir en bicicleta a la escuela.
- Unirse a un equipo deportivo o clase de baile.
- Jugar al aire libre después de hacer la tarea.
- Paseos en familia o visitas al parque.
El objetivo es al menos una hora de actividad física al día. ¡Haz que sea divertido!
10. Cuidado con el peso de la mochila.
Una mochila demasiado pesada puede causar dolores de espalda o cuello. Asegúrate de que sea cómoda y segura.
Revisa que tenga:
- Dos correas anchas y acolchadas.
- Respaldo acolchonado.
- Peso menor al 10–15% del peso corporal del niño.
- Compartimentos para distribuir el peso de forma equilibrada.